martes, 25 de octubre de 2011

El final de año no es lo mío ...

El año pasado os contaba mis problemas con la caldera (que al final cambié) y con el jeta que fingió un golpe conmigo (no llegamos a juicio pero cobró de mi seguro). 

Pues este mes de octubre parecía que iba a ser tranquilo pero de repente un día el lavavajillas dejó de funcionar. Fue el anticipo. El día 16 de octubre ibamos el Sr. de la casa y yo con mi coche al baloncesto pero un adoquín levantado se cruzó en mi camino. Rompí el cárter y se salió todo el aceite. Por suerte paré al momento y no pasó nada. Llamé a mi seguro y me mandaron una grúa. Eso sí, yo monté un show. Soy una llorona profesional y me puse muy nerviosa, hasta una persona que estaba allí me estuvo consolando todo el rato.


El problema es que aunque le dijimos al conductor de la grúa por activa y por pasiva que perdía aceite, que le enseñamos las manchas enormes de aceite decidió encenderlo para subirlo a la grúa. Como era domingo pasó todo el día en su base y el lunes lo llevaron al taller.

Mi taller es de los de confianza, miró el cárter y me dijo que era un golpe pequeño y que esa misma mañana estaba. Genial. Dos horas más tarde me dice que al revisar ha visto que mi motor está arrancado e inservible y que reparar 5.000 Eur. Doblemente genial. 

Ahora estoy aislada, sin coche y con un montón de papeleo que no se ni como hacer. Lo tramita el seguro pero información poca y ni siquera existen plazos para que contesten por que es responsabilidad civil.

Mis finales de año son siempre movidos pero esto ya es demasiado, sinceramente lo mío con el coche es de chiste. Me lo tomaré con paciencia y punto.

Y como todo no va a ser malo os dejo una fotillo de mi peque y mía el día del Pilar, nos fuimos las dos a la ofrenda. Para mí fue muy emocionante, hacía mucho que no pasaba y volverlo a hacer pero con mi hija fue muy especial. Aún tengo que pasar a mi peque por su manto pero se que mi Virgencica la protege.


Para terminar, la mejor noticia. ¡¡¡Ángela ya tiene el alta en el hospital!!!

martes, 4 de octubre de 2011

Pechugas con mi salsa de limón

Al fín me he acordado y he hecho una foto (horrible, eso sí) a un plato. Últimamente lo hago muchísimo, es muy rápido y en casa nos encanta. Ya perdonareis el desahogo pero la verdad es que últimamente siento que no tengo más vida que ella, cuando me lo contaban otras personas me parecía ciencia ficción pero ... ahora lo entiendo.

A lo que ibamos, en mi casa la pechuga de pollo es imprescindible. Nos gusta yo creo que de todas formas y maneras pero siempre que estén perfectamente limpias y cortadas muy finitas. Esto ha sido un problema, el mercado donde yo compraba cerró y ha sido complicado encontrar un sitio donde me gustase (al final lo encontré). Y ahora voy a aprovechar. ¿han cerrado muchos mercados por donde vivís?. A mí me da una pena horrible, había puestos donde ya compraba mi abuela, donde nos conocían de siempre y me parece tremendo que habrán ciertos supermercados cerca y se vaya a pique. Mi experiencia es que no tiene nada que ver, en primer lugar por el género, luego por la atención y por el servicio. No se comprar carne o pescado en bandejas, ni me gusta la fruta de supermercado toda manoseada (igual que las verduras). Seguramente será un poquito más caro pero la calidad es algo fundamental para mí. Y sobre todo cuando te dicen, "eso no, llevate ésto que ya verás". No sabeis como agradezco a mi frutera y a mi carnicero los consejos de alimentación infantil, ellos me dicen que llevarme, como prepararlo, ... vamos que en cualquier supermercado eso no te pasa. Y que me gusta el ambiente, pedir la vez, comentar con la gente, ... será que tengo alma de pueblo y en la ciudad un mercado es lo más parecido.

Pechugas con mi salsa de limón

Ingredientes
  • 4 - 5 filetes de pechuga de pollo
  • 3 - 4 dientes de ajo
  • 1 limón
  • Sal
  • Aceite de oliva
  • Maicena
Elaboración
 
Cortamos en tiras finas los filetes de pechuga de pollo, los salamos y los colocamos en una fuente. Laminamos los dientes de ajo y los esparcimos por encima de las tiras de pechuga. Vertemos el zumo de limón y metemos la bandeja al frigorífico un par de horas.


Ponemos una sartén al fuego con un poco de aceite y doramos las tiras de pechuga, las retiramos y reservamos en un plato. En la misma sartén volcamos el zumo de limón con los ajos restantes y dejamos que reduzca, en caso de que quede muy líquido añadimos una pizca de maicena diluída en agua caliente. 


Vertemos la salsa sobre las tiras y listo para comer.